Más Sobre Scientology: El Primer Hito
Pero en este momento, lo que tenemos que hacer es llegar lo bastante lejos, como individuos, más allá del primer hito, para que alguna de las verdaderas metas innatas del hombre puedan llevarse a cabo en este universo. Y podemos hacerlo, porque cada duda que tienes en este mismo instante es sólo una aberración. Cualquier cosa que está luchando contra ti en este momento está en tu interior. No hay nada, fuego, espadas, policía, gobiernos nacionales, sistemas económicos, ninguna de estas cosas podría detener al hombre una vez que ha comenzado. Y lo que estamos tratando de hacer es hacer que el Hombre comience. – L. Ronald Hubbard
Al comienzo de 1952, las investigaciones del señor Hubbard le habían llevado a un punto de vista nuevo por completo de la historia humana. Esta senda de descubrimiento comenzó en el verano que siguió a la publicación de Dianética, provocada por los informes de los auditores en el sentido de que los preclears estaban contactando incidentes que sólo se podían explicar como vidas pasadas.
“Cuanto más investigaba uno”, escribió, “más llegaba uno a comprender que aquí, en esta criatura Homo sapiens, había demasiados desconocimientos”.
Durante los veinte meses siguientes, L. Ronald Hubbard investigó cuidadosamente esos desconocimientos, corroborando sus propios descubrimientos de investigación con información suministrada por auditores en el campo. De importancia capital para esta investigación fue el descubrimiento y uso del primer E-Metro que le hizo posible descubrir y cartografiar incidentes escondidos durante largo tiempo, y a su vez llevando al asombroso descubrimiento de que la fuerza de vida, o theta, tenía su propia línea temporal, independiente de un cuerpo y que se extendía a millones de años atrás. Es más, determinados incidentes de esta línea theta eran comunes a todos los casos.
En consecuencia, había aparecido una imagen nueva y revolucionaria del Hombre, no como un animal limitado de carne y hueso, sino como un ser inmortal cuyas raíces se remontaban hasta el comienzo de los tiempos. Como el señor Hubbard dijo en aquel entonces: “Descubrir de dónde venía el hombre, descubrir adónde va, descubrir por qué sabe lo que sabe y lo que está tratando de hacer es, por supuesto, la mayor aventura que puede tener el Hombre”.
Un telegrama de la Western Union, recibido en Wichita, Kansas, en las oficinas de la Fundación, no daba pistas de que esa aventura estaba en ciernes. “Voy a dar una serie de conferencias”, dijo simplemente, “como cintas del Curso Profesional, comenzando el 3 de marzo. Esta serie trata sobre todo lo que existe de Dianética hasta la fecha”. Pero los estudiantes reunidos sabían que se estaban moviendo en territorio nuevo cuando L. Ronald Hubbard empezó la primera conferencia de esta serie con seis palabras que podrían cambiar el mundo para siempre: “Éste es un curso sobre Scientology”.
Comenzó así el primer curso que se diera jamás sobre este tema totalmente nuevo. Y en las más de veintidós conferencias que comprenden esta serie, no sólo describió Scientology, su enorme alcance y a dónde se encaminaba, detalló descubrimientos sobre la línea temporal completa, explorando en profundidad un incidente en particular común a todos los seres de esta galaxia, un incidente lo suficientemente diabólico para extinguir las capacidades de OT y degradar a una raza de thetanes poderosos. Lo llamó el Facsímil Uno.
Al final del curso, lo que había frente a los graduados eran horizontes abiertos de par en par. Se había vencido a la mentira de “una vida”. Como el señor Hubbard dijo: “Es como sacar a un condenado de una celda y decir: ‘¡Brilla el sol!’”.
Aquí está, entonces, el génesis de Scientology y las decisivas conferencias que dan al hombre una certeza inquebrantable de su propia verdadera naturaleza espiritual.